La extensión del parque Sierra de San Javier está en la mira. Cuando en 1951 el entonces rector Horacio Descole dispuso la creación de una Comisión Administradora para la Ciudad Universitaria, mencionó que esta iba a abarcar 18.000 hectáreas que la Nación había expropiado/ comprado en el cerro San Javier y Horco Molle.
En ese tiempo se apreciaba esa extensión como –más o menos- la de la ciudad de Buenos Aires, según la revista “Nuestra Arquitectura”, de 1951. Pero el parque Sierra de San Javier -creado en 1972 sobre el mismo territorio antes destinado a la Ciudad Universitaria- tiene menos de 14.200 hectáreas. La diferencia de cifras -una pérdida de casi 4.000 hectáreas- fue explicada por los funcionarios de la UNT en que en ese tiempo no se hacían las mediciones con la precisión de ahora. “Los escribanos ponían que la compra se hacía ad corpus. Antes se medía con cadenas, con ruletas. Se paraban en la quebrada y calculaban”, explicó Máximo Castro, abogado de la UNT.
Plantarán 44.000 árboles en San JavierEl rector, Sergio Pagani, aclaró que en la tarea de regularización del patrimonio universitario -que se lleva a cabo desde 2018- ha quedado determinado que el parque tiene 14.033 hectáreas. Explicó que esas cifras ya figuran en escritos y textos prácticamente desde la época de Descole.
Así quedó expuesto, también, en la exposición sobre el patrimonio que hizo hace un mes y medio ante el Consejo Superior el secretario de Bienestar Universitario, Gustavo Vitulli. Muchas de las parcelas compradas o expropiadas hace 75 años no contaban con mensuras o con una correcta registración catastral o dominial.
Caos de medidas
La cuestión volvió a la discusión pública hace tres semanas, cuando la UNT pudo escriturar a su nombre 1.756 hectáreas del predio llamado “Las Tipas”, ubicado en Tapia, que perteneció a la familia Colombres Garmendia. No solo hubo diferencias llamativas en las cifras -se hablaba de unas 5.359 ha, y los Colombres Garmendia aún dicen que había 2.600 ha pendientes de pago - sino que el mismo informe de escrituración se menciona que eran 3.423 ha que, hechas las medidas con Catastro, quedaron en las 1.756.
La cantidad de terreno que compró la UNT en “Las Tipas” está especificada, pero la causa está en apelación a propósito de si hay más hectáreas que deben ser pagadas o no. Eso está marcado en la sentencia de la jueza civil Ana Fromm de agosto del año pasado, que muestra la complejidad del conflicto.
Compras y ventas
La Ciudad Universitaria –que ya figuraba como sueño en la UNT desde 1940 con una comisión creada para su estudio, según consigna Vitulli- comenzó a materializarse en 1946 con diseño del plan Quinquenal del peronismo 1947-51. El 2 de abril de 1947 se aprobó en el Congreso Nacional la Ley 12.966, que contemplaba las expropiaciones, entre las cuales estarían las necesarias para el proyecto de la UNT.
Es de suponer que en Tucumán hubo fuertes expectativas sobre los terrenos que habrían de ser enajenados por la Nación para la UNT. El 30 de junio de 1947, dos meses después de la sanción de la ley, la señora Guillermina Inés Viaña de Colombres Garmendia adquirió “ad corpus”, a la sucesión del ex gobernador Próspero Mena, los dos terrenos de la estancia “Las Tipas”, que pagó en efectivo $ 50.000 más $ 42.000 con una hipoteca con el Banco Provincia. El 9 de junio de 1947, arrendó parte de ese predio para explotación de montes a la sociedad Legorburu hermanos Maderas SRL y Francisco Bertoné. Ocho meses después, el 28 de febrero de 1948, le vendía a la UNT los dos terrenos de “Las Tipas”.
En esos días la universidad compró también los predios de alrededor, de Mena y de las sucesiones de Ramón Paz Posse, Alberto Paz Posse y Susana Paz Posse de Cossio. Hubo un decreto, 38.555, firmado por el presidente Juan Domingo Perón el 18 de diciembre de 1948, que disponía $m/n235.000 para la compra de estos terrenos, de los cuales correspondían 100.000 $m/n para Viaña de Colombres Garmendia, con la aclaración de que el precio a pagar se ajustaría con las medidas exactas del relevamiento aerofotográfico que la UNT debía hacer sobre el predio más grande de “Las Tipas”. La UNT se hizo cargo de la deuda hipotecaria de la vendedora y se comprometió a respetar durante tres años el acuerdo de arriendo para explotación maderera. No se sabe cuándo se pagó la deuda hipotecaria, pero ahora no hubo problemas para la escrituración, de lo que se desprende que no hubo reclamos bancarios por deuda alguna.
Apenas reclamos
Se sabe que hubo una mensura realizada por un ingeniero Fernando Bravo. Según la conclusión de la jueza Fromm en su fallo del 6 de septiembre de 2022, hubo pagos de la UNT por 56.000$m/n, lo que con el crédito hipotecario sumaba 98.000$m/n, “quedando un saldo a favor de la vendedora de $ 16.755 (al 7/12/49) el que con el pago que se practica posteriormente de 10.500$ m/n el saldo final del precio a ese momento quedaba en 6.255$m/n, a efectivizarse en el acto de la firma de la escritura”. La jueza analiza que de haber quedado impago ese saldo los Colombres Garmendia tuvieron tiempo más que considerable para reclamarlo y no lo hicieron sino hasta 73 años después, cuando la UNT inició el trámite para escriturar, por lo cual entiende que no hay deuda. Añade que la UNT pagó de más (cinco veces de más) por 898 hectáreas, puesto que en numerosas notas a partir de la mensura de Bravo se mencionaba que ambas fracciones adquiridas eran de 2.663 hectáreas. Sucede que en el Registro Inmobiliario se contemplaron como de Colombres Garmendia, además de la estancia “Las Tipas”, los predios de la estancia El Taficillo (que era de Mena y también fue vendida a otros compradores y finalmente adquirida para la Ciudad Universitaria). En 2022 Catastro estableció que la medida correcta de los dos predios de “Las Tipas” era de 1.756 ha.
Después, se supo que en 1950 la señora de Colombres Garmendia le reclamó a la UNT que pagara la deuda hipotecaria y una deuda con Irrigación. Y en 1961 la UNT comenzó reclamos para que se hiciera la escritura, sin que avanzaran las cosas. Guillermina Viaña de Colombres Garmendia falleció en 2011. En 2019 la UNT instó al juicio de sucesión para que se pudiera escriturar el predio. Hace tres semanas, el 9 de octubre, se firmó la escritura, aunque otros detalles del conflicto se encuentran apelados.
El caso, por otra parte, pone en evidencia la debilidad institucional de las administraciones -UNT, Catastro, Registro Inmobiliario- que a lo largo de la historia muestran cómo navegaron en el caos que, probablemente, favoreció negocios al amparo de la falta de precisiones, por ejemplo, en las mediciones. La UNT lleva ya cinco años en la tarea de relevar su patrimonio y esta escrituración permitirá hacer el plano completo del parque Sierra de San Javier, dentro del cual hay conflictos por el hecho de que hay más de 1.500 ocupantes ilegales.
“Ad corpus”
En ese relevamiento van surgiendo datos nunca investigados, o poco investigados. Caso de la donación de 20 hectáreas realizada en 1913 a la Nación en Villa Nougués en un predio donde estuvo la casita de Juan B. Terán y que Julio López Mañán, entonces funcionario nacional, destinó en 1915 para la UNT, donde se hizo el vivero. Hay escritos que mencionan sólo siete hectáreas y otros, 27 hectáreas. El departamento de Geodesia de la UNT está realizando la mensura para determinar si no hubo medición “ad corpus”. También hay preguntas sobre si se perdieron tierras en el predio de ocho hectáreas expropiadas a la señora Velasco de Imbaud en el pie del cerro, donde está el camino entre la rotonda de la avenida Aconquija y la de la Perón. También en el medio del parque hay una propiedad privada, en la subida a San Javier, cuyos títulos serían investigados. Hay una copia de lo que sería el plano original de la expropiación, del 3 de enero de 1949, que se debe estudiar. ¿Se conocerán más historias? Como describió hace tiempo el abogado Castro, “esto es como la cebolla, le sacás una capa y encontrás otra”.